Osteotomía tibial alta

La osteotomía tibial alta (HTO) es un procedimiento quirúrgico establecido en ortopedia que se utiliza principalmente para tratar los problemas de la articulación de la rodilla causados por una mala alineación. El objetivo de esta técnica es redistribuir el peso del compartimento medial afectado de la rodilla a zonas más sanas, lo que puede aliviar el dolor y retrasar la progresión de la osteoartritis (OA). Comprender las indicaciones, la selección de pacientes, los métodos quirúrgicos y los cuidados postoperatorios es crucial para garantizar los mejores resultados.

Visión general de la osteotomía tibial alta

La HTO es una intervención quirúrgica destinada a corregir la mala alineación de la rodilla, en particular en pacientes que padecen OA aislada del compartimento medial asociada a una mala alineación en varo. El procedimiento consiste en realinear la articulación de la rodilla para desplazar el eje mecánico de una posición más medial a una posición ligeramente lateral. Este ajuste ayuda a distribuir el peso de forma más uniforme por toda la rodilla, reduciendo la tensión en el compartimento afectado y mejorando la función. Los beneficios son especialmente significativos en pacientes jóvenes con OA menos avanzada, que pueden esperar mejoras sustanciales en la función de la rodilla y la calidad de vida después de la cirugía.

Indicaciones de la osteotomía tibial alta

La OTH se utiliza tradicionalmente para tratar las deformidades en varo de la rodilla, sobre todo en personas jóvenes y activas con OA aislada del compartimento medial. Sin embargo, las indicaciones de este procedimiento se han ampliado para incluir casos de trasplante meniscal tras una meniscectomía medial total, defectos condrales aislados e inestabilidad ligamentosa con un empuje en varo. Además, estudios recientes sugieren que la HTO puede ser incluso beneficiosa para tratar la malalineación en varo del tobillo, lo que proporciona una mayor versatilidad para tratar diversos trastornos de la rodilla y las extremidades inferiores.

El candidato ideal para la HTO suele ser un individuo joven moderadamente activo (40-60 años) con un IMC inferior a 30, que presenta dolor aislado en la línea articular medial. La artrosis grave, la inestabilidad ligamentosa significativa o las deformidades graves son contraindicaciones para este procedimiento. Además, los pacientes con artritis inflamatoria, OA avanzada (grado III de Ahlback o superior) o aquellos con una amplitud de movimiento limitada (menos de 120°) no suelen considerarse candidatos adecuados.

Planificación preoperatoria y selección de pacientes

El proceso de planificación preoperatoria es fundamental para determinar el abordaje quirúrgico adecuado y lograr resultados óptimos. La evaluación precisa de la alineación de la rodilla es esencial y suele realizarse utilizando varias vistas radiográficas, incluidas las vistas anteroposterior (AP) y lateral de la rodilla, la vista axial de la articulación femororrotuliana y las vistas de alineación de las extremidades inferiores en carga. El ángulo de varo del hueso tibial (TBVA) es una medida clave, y un TBVA superior a 5° se considera un factor de pronóstico favorable para el éxito de los resultados tras la osteotomía.

Deben analizarse cuidadosamente los ejes mecánico, anatómico y de carga para determinar el ángulo de corrección adecuado. El objetivo de la HTO suele ser conseguir una ligera alineación en valgo -normalmente entre 3º y 5º- para evitar la reaparición de la deformidad, al tiempo que se garantiza la salud del compartimento lateral de la rodilla.

Técnicas quirúrgicas

Existen tres técnicas principales para realizar la HTO: cuña de apertura medial, cuña de cierre lateral y osteotomía en cúpula. Entre ellas, la osteotomía en cuña de apertura medial (MOWHTO) ha ganado una popularidad significativa debido a sus ventajas, como la capacidad de corregir la alineación tanto en el plano coronal como en el sagital, el riesgo mínimo de lesión del nervio peroneo y la ausencia de acortamiento de la pierna. Sin embargo, requiere el uso de injertos óseos para rellenar el hueco de la osteotomía y existe el riesgo de retraso en la unión o de no unión.

Por otro lado, la osteotomía en cuña de cierre lateral ha sido el enfoque tradicional y sigue siendo el preferido por algunos cirujanos. Este método permite un mayor potencial de corrección y una cicatrización más rápida, pero conlleva el riesgo de complicaciones como la lesión del nervio peroneo y la osteotomía del peroné. La elección de la técnica depende en gran medida de la experiencia del cirujano y de las necesidades específicas del paciente.

Métodos de fijación

El método de fijación utilizado en la OTH desempeña un papel crucial en el éxito del procedimiento. La fijación con placas es el método más utilizado, con opciones que incluyen placas espaciadoras y placas de compresión de bloqueo (LCP). Las placas espaciadoras son implantes pequeños y de perfil bajo que permiten una intervención menos invasiva, pero pueden asociarse a complicaciones como el retraso de la unión o la no unión. En cambio, las placas de compresión con bloqueo, como la placa TomoFix, ofrecen una fijación más rígida, lo que permite levantar peso antes y una recuperación más rápida.

En algunos casos, se utilizan injertos óseos o materiales sustitutivos como la hidroxiapatita o el fosfato beta-tricálcico para favorecer la cicatrización y mejorar la estabilidad. Los estudios han demostrado que el uso de autoinjerto (tejido óseo del propio paciente) da mejores resultados que el aloinjerto o los materiales sintéticos, especialmente en pacientes con mayor riesgo de no unión, como los fumadores y los obesos.

Rehabilitación y recuperación postoperatorias

El protocolo postoperatorio depende en gran medida del método de fijación. En el caso de los pacientes tratados con placas fijadoras, suele permitirse el levantamiento parcial de peso (15-20 kg) inmediatamente después de la intervención, y el levantamiento total de peso al cabo de unas dos semanas. Para los que se someten a una MOWHTO con placas espaciadoras, es necesario un enfoque más conservador, permitiéndose el levantamiento parcial de peso durante al menos seis semanas para garantizar una cicatrización adecuada.

La rehabilitación se centra en recuperar la amplitud de movimiento, fortalecer los músculos que rodean la rodilla y retomar gradualmente las actividades funcionales. El proceso de recuperación completa puede durar varios meses, pero la mayoría de los pacientes experimentan una reducción significativa del dolor y una mejora de la función de la rodilla, lo que puede retrasar la necesidad de intervenciones más invasivas como la artroplastia de rodilla.

Complicaciones y resultados a largo plazo

Como cualquier intervención quirúrgica, la OTC conlleva el riesgo de complicaciones, como la no unión, la infección y las lesiones nerviosas. Sin embargo, la incidencia de complicaciones importantes ha disminuido con los avances en las técnicas quirúrgicas y una mejor selección de los pacientes. El éxito de la HTO depende en gran medida de que se mantenga una alineación adecuada durante la cirugía, ya que una mala alineación puede dar lugar a malos resultados, como la degeneración articular en el compartimento lateral.

Los resultados a largo plazo de la HTO suelen ser favorables, sobre todo en pacientes menores de 50 años con una alineación adecuada. Los estudios han demostrado que las tasas de supervivencia a 10 años de la HTO pueden oscilar entre el 51% y el 93%, y que los pacientes experimentan un retraso significativo en la necesidad de una prótesis total de rodilla. Sin embargo, los beneficios tienden a disminuir después de 15 años, especialmente en pacientes de edad avanzada o con OA más avanzada.

Conclusión

La osteotomía tibial alta sigue siendo un procedimiento fundamental en la cirugía ortopédica para tratar la malalineación de la rodilla y la OA del compartimento medial. Con una adecuada selección del paciente, planificación preoperatoria, técnica quirúrgica y cuidados postoperatorios, la HTO puede proporcionar excelentes resultados a largo plazo, mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes y retrasando la necesidad de una artroplastia total de rodilla. Sin embargo, como en cualquier intervención quirúrgica, la clave del éxito reside en el tratamiento cuidadoso de las complicaciones, una rehabilitación rigurosa y un seguimiento estrecho para garantizar una recuperación óptima.