El procedimiento de transferencia del tendón tibial posterior para el pie caído es una solución quirúrgica para los pacientes que sufren pie caído, una afección en la que hay una pérdida de dorsiflexión, lo que provoca dificultad para levantar el pie al caminar. Este trastorno puede deberse a varias causas, como lesiones nerviosas (como lesiones del nervio peroneo), trastornos neurológicos y traumatismos. El pie caído puede afectar gravemente a la marcha, provocando pisadas altas, palmadas y dificultad para despejar el pie durante la fase de balanceo de la marcha. Este artículo ofrece una descripción detallada del procedimiento, sus indicaciones, planificación, pasos quirúrgicos y recuperación postoperatoria.
Indicaciones para la transferencia del tendón tibial posterior
El procedimiento está indicado principalmente para pacientes que tienen pie caído debido a:
- Lesión del nervio peroneo común o peroneo profundo que no se ha recuperado, ya sea por traumatismo o por otras causas.
- Síndrome compartimental en el que hay pérdida de la función muscular del compartimento anterior, pero los músculos profundos del compartimento posterior se mantienen fuertes.
- Afecciones neuromusculares que causan debilidad aislada de la dorsiflexión del tobillo.
Históricamente, este procedimiento se utilizaba para tratar el pie caído causado por la lepra, pero ha evolucionado para tratar también el pie caído por otras causas. Una evaluación habitual consiste en observar el patrón de marcha del paciente, incluida la ausencia de golpe de talón y palmada, así como la dificultad para despejar el pie durante la fase de balanceo de la marcha. El resultado es una marcha con pasos altos que puede ser poco atractiva y limitante desde el punto de vista funcional.
Planificación y tratamiento preoperatorio
El éxito de la intervención depende en gran medida de una evaluación preoperatoria exhaustiva:
Examen clínico: Incluye pruebas para detectar la marcha con pasos altos, el golpeteo del pie y la ausencia de dorsiflexión activa.
Fuerza muscular:Se evalúa lafuerza del músculo tibial posterior (el tendón utilizado para la transferencia). Si este músculo no es lo suficientemente fuerte, se puede considerar la suplementación de otros músculos como el flexor largo de los dedos.
Amplitud de movimiento pasivo: Es fundamental evaluar si el tobillo puede dorsiflexionarse al menos 15 grados. Si no es así, pueden ser necesarios procedimientos adicionales para restablecer este movimiento.
Estudios de imagen: Se toman radiografías para descartar cualquier artritis de tobillo coexistente u otras afecciones que puedan sugerir tratamientos alternativos como la fusión de tobillo.
El procedimiento quirúrgico
La transferencia del tendón tibial posterior se realiza a través de varias incisiones cuidadosamente planificadas alrededor del tobillo y el pie:
Incisiones: Normalmente, se realizan tres incisiones: una cerca del navicular (para la extracción del tendón), una en la parte medial de la pierna cerca del maléolo medial (para acceder al tendón tibial posterior) y una en el dorso del pie (para dirigir el tendón al lugar de inserción objetivo).
Recolección del tendón: El tendón tibial posterior se libera cuidadosamente de su inserción en el navicular y se prepara para su transferencia.
Recorrido del tendón: El tendón atraviesa la membrana interósea (una estructura fibrosa entre la tibia y el peroné) hasta llegar al pie. Durante este paso, se tiene mucho cuidado para evitar dañar los nervios y vasos sanguíneos de la zona, ya que estas estructuras son cruciales para el correcto funcionamiento del pie.
Anclaje del tendón: Una vez que el tendón llega al pie, se ancla al hueso o tendones diana mediante un sistema de fijación. Esto garantiza que el tendón pueda proporcionar la dorsiflexión necesaria para corregir la caída del pie.
Plan postoperatorio y recuperación
El proceso de recuperación se centra en reducir la inflamación postoperatoria y garantizar el correcto funcionamiento del tendón:
Cuidados iniciales: Tras la intervención, se inmoviliza al paciente con una escayola para mantener el pie en dorsiflexión. Esto es importante para permitir que el tendón cicatrice en la posición adecuada.
Fisioterapia: Después de unas seis semanas, comienza la rehabilitación para reeducar el tendón tibial posterior para activar y apoyar la dorsiflexión.
Atención de seguimiento: Los pacientes son evaluados periódicamente para asegurarse de que la transferencia funciona según lo previsto. Para ello, se evalúa la capacidad del paciente para caminar de talón a puntera y su amplitud de movimiento en el tobillo.
Riesgos y complicaciones
Como en cualquier procedimiento quirúrgico, existen riesgos asociados a la transferencia del tendón tibial posterior:
Riesgos generales: Incluyen infección, cicatrización, lesión nerviosa y coágulos sanguíneos.
Riesgos específicos: Entre ellos, el fracaso de la transferencia tendinosa, una nueva intervención quirúrgica o complicaciones como el síndrome compartimental.
Rehabilitación postoperatoria: El paciente debe evitar la flexión plantar pasiva durante la fisioterapia para evitar el desprendimiento o estiramiento del tendón.
Conclusión
En conclusión, la transferencia del tendón tibial posterior es un tratamiento muy eficaz para el pie caído cuando no se espera la recuperación del nervio. Ofrece a los pacientes la posibilidad de recuperar el uso funcional del pie, mejorando la marcha y la movilidad general.
¿Tiene más preguntas?
Q. ¿Qué es la transferencia del tendón tibial posterior?
A. La transferencia del tendón tibial posterior es un procedimiento quirúrgico utilizado para tratar el pie caído mediante el redireccionamiento del tendón tibial posterior para restaurar la dorsiflexión y mejorar la capacidad de caminar, especialmente cuando no se espera la recuperación del nervio.
Q. ¿Cuáles son las indicaciones de la transferencia del tendón tibial posterior?
A. Este procedimiento está indicado para pacientes con pie caído debido a una lesión del nervio peroneo, afecciones neuromusculares o traumatismos, especialmente cuando han fracasado otros tratamientos como la ortesis.
Q. ¿Cómo se realiza la transferencia del tendón tibial posterior?
A. El tendón tibial posterior se extrae del pie y se redirige a través de la membrana interósea a una nueva ubicación en el pie para mejorar la dorsiflexión y restablecer la marcha normal.
Q. ¿Cuál es el proceso de recuperación después de la transferencia del tendón tibial posterior?
A. La recuperación implica la inmovilización en una escayola, seguida de fisioterapia para reeducar el tendón y mejorar el movimiento del pie. La recuperación completa puede llevar varios meses.
Q. ¿Cuáles son los riesgos asociados a la transferencia del tendón tibial posterior?
A. Los riesgos incluyen infección, lesión nerviosa, fallo del tendón y la posibilidad de que el tendón no alcance la función de dorsiflexión deseada.
Q. ¿Cuánto dura el procedimiento de transferencia del tendón tibial posterior?
A. El procedimiento suele durar entre 2 y 3 horas, dependiendo de la complejidad del caso y de si son necesarios procedimientos adicionales.
Q. ¿Se puede realizar la transferencia del tendón tibial posterior en ambos pies al mismo tiempo?
A. Aunque es posible, generalmente se recomienda realizar el procedimiento en un pie a la vez para permitir la curación y rehabilitación adecuadas.
Q. ¿Podré volver a hacer deporte después de la transferencia del tendón tibial posterior?
A. Deben evitarse las actividades de alto impacto entre 6 y 12 meses después de la intervención, pero la mayoría de los pacientes pueden volver a realizar actividades ligeras una vez que el tendón haya cicatrizado y se haya restablecido el movimiento normal del pie.
Q. ¿Cuál es la eficacia de la transferencia del tendón tibial posterior para restablecer la función del pie?
A. El procedimiento es muy eficaz, y muchos pacientes experimentan una mejora significativa de la función del pie, incluida una mejor dorsiflexión, capacidad para caminar y reducción de la caída del pie, lo que permite una marcha normal o casi normal.
Q. ¿Es necesaria la fisioterapia después de la cirugía de transferencia del tendón tibial posterior?
A. Sí, la fisioterapia es esencial para ayudar a recuperar la fuerza, la flexibilidad y la movilidad del pie y el tobillo. También ayuda a reentrenar el pie para que utilice eficazmente la nueva vía tendinosa.
Q. ¿Sentiré dolor después de la transferencia del tendón tibial posterior?
A. Es de esperar que durante el proceso de recuperación se produzcan algunas molestias e hinchazón, pero el dolor suele controlarse con los medicamentos prescritos. La mayoría de los pacientes informan de un alivio significativo del dolor una vez que el tendón se ha curado.
Q. ¿Puede la transferencia del tendón tibial posterior corregir deformidades graves del pie?
A. Aunque se utiliza principalmente para tratar el pie caído, la transferencia del tendón tibial posterior también puede mejorar la alineación y la función en pacientes con deformidades moderadas del pie relacionadas con lesiones nerviosas o disfunciones tendinosas.
Q. ¿Cuándo podré caminar después de la transferencia del tendón tibial posterior?
A. Durante las primeras semanas después de la intervención no podrá soportar peso, normalmente con muletas o una bota. El soporte de peso gradual se introduce una vez que comienza la curación, por lo general después de 6 semanas.
Q. ¿Existen complicaciones a largo plazo asociadas a la transferencia del tendón tibial posterior?
A. Aunque las complicaciones son poco frecuentes, algunos posibles problemas a largo plazo son la insuficiencia tendinosa, la reaparición del pie caído o el desarrollo de otras deformidades del pie. Una rehabilitación y un seguimiento adecuados reducen el riesgo de estas complicaciones.
Q. ¿Cuánto duran los resultados de la transferencia del tendón tibial posterior?
A. Por lo general, los resultados son duraderos y la mayoría de los pacientes mantienen la mejoría de la función del pie y de la marcha durante años. Sin embargo, la longevidad de los resultados depende de factores como la rehabilitación, el nivel de actividad y cualquier afección subyacente.

Dr. Mo Athar