La fibromatosis plantar, también conocida como enfermedad de Ledderhose, es una afección benigna que consiste en el crecimiento de tejido fibroso en las plantas de los pies. Aunque no es cancerosa, puede provocar dolor, molestias y dificultad para realizar las actividades cotidianas debido a la formación de bultos o nódulos firmes. Esta afección puede ser desde asintomática hasta gravemente debilitante. La forma más eficaz de tratar los fibromas plantares suele ser la intervención quirúrgica, sobre todo cuando las medidas no quirúrgicas, como las plantillas ortopédicas o las inyecciones de corticoesteroides, no consiguen aliviar el dolor. Sin embargo, la cirugía de la fibromatosis plantar es un reto debido a las elevadas tasas de recurrencia y a las posibles complicaciones asociadas a la enfermedad.
¿Qué es la fibromatosis plantar?
La fibromatosis plantar es un trastorno en el que se forma tejido fibroso benigno en la fascia plantar, que es una banda gruesa de tejido que recorre la planta del pie. Estos crecimientos fibrosos, conocidos como fibromas plantares, se desarrollan lentamente y pueden causar una sensación de bulto o masa en la planta del pie. Para muchos, estos crecimientos no son dolorosos, pero con el tiempo pueden llegar a ser molestos, especialmente cuando interfieren al caminar o al calzarse.
La enfermedad puede afectar a uno o ambos pies, y puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en personas de 40 a 60 años. Además, las personas con antecedentes familiares de la enfermedad, las que sufren contractura de Dupuytren o las que padecen ciertas afecciones de salud, como diabetes o epilepsia, tienen un mayor riesgo de desarrollar fibromatosis plantar.
Causas y factores de riesgo
La causa exacta de la fibromatosis plantar sigue siendo desconocida, aunque se han sugerido varios factores que contribuyen a su desarrollo. Entre ellos se incluyen:
- Predisposición genética: Los antecedentes familiares de la enfermedad aumentan la probabilidad de que se desarrolle.
- Otros trastornos fibrosos: Afecciones como la contractura de Dupuytren, una enfermedad similar que afecta a las manos, pueden aumentar el riesgo.
- Traumatismos o lesiones: Los traumatismos físicos en el pie pueden desencadenar la formación de fibromas.
- Trastornos endocrinos o metabólicos: Ciertas afecciones que afectan al metabolismo o a los niveles hormonales pueden desempeñar un papel.
Síntomas de la fibromatosis plantar
Los síntomas de la fibromatosis plantar varían mucho de una persona a otra. Algunos individuos pueden no experimentar dolor alguno, mientras que otros pueden sufrir molestias importantes. Los síntomas más comunes son:
- Dolor: a menudo se siente dolor al estar de pie, caminar o correr, sobre todo si el fibroma aumenta de tamaño o presiona contra los huesos o nervios del pie.
- Bultos o nódulos: Se suelen encontrar en el arco del pie y pueden variar de tamaño.
- Dificultad para calzarse: A medida que los fibromas crecen, pueden dificultar el uso de determinados tipos de calzado, causando molestias.
- Tensión en el pie: En algunos casos, los crecimientos pueden provocar una reducción de la flexibilidad, dificultando el movimiento normal del pie.
Opciones de tratamiento
Tratamientos no quirúrgicos
En las primeras fases, la fibromatosis plantar suele tratarse con métodos no quirúrgicos destinados a aliviar los síntomas más que a erradicar el crecimiento en sí. Estos tratamientos incluyen:
- Plantillas ortopédicas: Plantillas hechas a medida que pueden ayudar a redistribuir la presión en el pie, proporcionando alivio del dolor al caminar.
- Inyecciones de corticosteroides: Estas inyecciones pueden ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor, pero no eliminan los fibromas.
- Fisioterapia: Los ejercicios para mejorar la flexibilidad y la fuerza del pie pueden ayudar a controlar los síntomas.
Tratamientos quirúrgicos
La cirugía suele considerarse cuando fracasan los métodos no quirúrgicos, o si los fibromas causan un dolor importante o interfieren con la marcha. Hay varias opciones quirúrgicas disponibles, y la elección del procedimiento depende de factores como el tamaño y la localización de los fibromas, así como de si la afección es recurrente. Los principales tratamientos quirúrgicos son:
- Escisión local: Consiste en extirpar los fibromas cortando la piel y el tejido subyacente. Sin embargo, la tasa de recurrencia de los fibromas tras la escisión local es bastante elevada, oscilando entre el 57% y el 100%.
- Escisión amplia: Procedimiento más extenso en el que no sólo se extirpa el fibroma, sino también un margen de tejido sano circundante. Esta técnica tiene una tasa de recurrencia menor que la escisión local, pero aún no es del todo fiable.
- Fasciectomía subtotal: Este procedimiento extirpa la porción afectada de la fascia plantar, junto con los fibromas. Se considera el tratamiento más eficaz para la fibromatosis recidivante, con una menor tasa de recurrencia en comparación con la escisión local o amplia.
Recurrencia y cuidados postoperatorios
La recurrencia de la fibromatosis plantar después de la cirugía es una preocupación importante. La enfermedad es conocida por sus elevadas tasas de recurrencia, e incluso tras la extirpación quirúrgica existe el riesgo de que se desarrollen nuevos fibromas en la misma zona. Los factores más comúnmente asociados con la recurrencia incluyen:
- Múltiples fibromas en el pie.
- Afectación bilateral, cuando ambos pies están afectados.
- Antecedentes familiares positivos de fibromatosis plantar.
Para minimizar las posibilidades de recidiva, la fasciectomía subtotal suele ser el método quirúrgico preferido, ya que extirpa una porción mayor de tejido y ayuda a erradicar la enfermedad con mayor eficacia. Sin embargo, los pacientes deben estar preparados para la posibilidad de tratamientos posteriores, especialmente si los fibromas reaparecen.
Riesgos y complicaciones de la cirugía
Como cualquier intervención quirúrgica, existen riesgos asociados al tratamiento de la fibromatosis plantar, entre ellos:
- Problemas de cicatrización de heridas: El retraso en la cicatrización y la infección de las heridas son frecuentes tras las intervenciones quirúrgicas, sobre todo cuando se requieren injertos de piel.
- Necrosis cutánea: Esto puede ocurrir cuando la piel pierde su suministro de sangre debido a la disección extensa requerida para la extirpación del tumor.
- Lesiones nerviosas: Hay que tener cuidado durante la cirugía para evitar dañar los nervios del pie, lo que podría provocar entumecimiento o dolor.
- Cambios en la estructura del pie: La cirugía, especialmente la fasciectomía subtotal, puede provocar a veces cambios en el arco del pie, que pueden requerir tratamiento adicional o el uso de dispositivos ortopédicos.
Conclusión
La fibromatosis plantar es una afección difícil que puede afectar significativamente a la calidad de vida de una persona. Aunque los tratamientos no quirúrgicos suelen ser eficaces para controlar los síntomas, a veces es necesario recurrir a la cirugía, sobre todo en los casos recurrentes o más graves. La fasciectomía subtotal sigue siendo la opción quirúrgica más eficaz para tratar la fibromatosis plantar, sobre todo en los casos en que la enfermedad es recurrente. Sin embargo, los pacientes deben ser conscientes de los riesgos de recurrencia y complicaciones, y deben colaborar estrechamente con sus profesionales sanitarios para determinar el tratamiento más adecuado.
Mediante un tratamiento cuidadoso, tanto quirúrgico como no quirúrgico, la mayoría de las personas con fibromatosis plantar pueden llevar una vida cómoda y funcional.
¿Tiene más preguntas?
Q. ¿Qué es la exostectomía subungueal?
A. La exostectomía subungueal es un procedimiento quirúrgico para extirpar un crecimiento óseo (exostosis) debajo de la uña del pie, normalmente causado por traumatismos o presiones repetidas, que provocan dolor y dificultad para caminar.
Q. ¿Cuáles son las causas de la exostosis subungueal?
A. Esta afección suele estar causada por traumatismos repetidos en el dedo o por la presión del calzado, lo que provoca la formación de un bulto óseo bajo la uña del pie. Los factores genéticos y ciertas condiciones de salud también pueden contribuir.
Q. ¿Cómo se realiza la exostectomía subungueal?
A. El procedimiento consiste en realizar una pequeña incisión en el dedo afectado para eliminar el crecimiento óseo bajo la uña. En algunos casos, también se puede extirpar parcial o totalmente la uña del pie para acceder a la exostosis.
Q. ¿Cuál es el tiempo de recuperación tras una exostectomía subungueal?
A. La recuperación tarda normalmente de 1 a 2 semanas para la curación inicial, y la recuperación completa se produce en 4 a 6 semanas. Se aconseja a los pacientes que protejan el dedo del pie y eviten presionar la zona durante la fase de recuperación.
Q. ¿Existe algún riesgo asociado a la exostectomía subungueal?
A. Los riesgos incluyen infección, hemorragia, deformidades de las uñas, reaparición de la exostosis y daños en los tejidos circundantes. Sin embargo, estas complicaciones son poco frecuentes y normalmente pueden tratarse con los cuidados adecuados.
Q. ¿Cuál es la tasa de éxito de la exostectomía subungueal?
A. El procedimiento tiene un alto índice de éxito, y la mayoría de los pacientes experimentan un alivio significativo del dolor y una mejora de la función de los dedos. Sin embargo, en algunos casos existe riesgo de recidiva si la exostosis no se elimina por completo.
Q. ¿Se puede realizar la exostectomía subungueal en ambos pies al mismo tiempo?
A. Aunque técnicamente es posible realizar el procedimiento en ambos pies, generalmente se recomienda tratar un pie cada vez para permitir una cicatrización adecuada y minimizar el riesgo de complicaciones.
Q. ¿Podré caminar inmediatamente después de la exostectomía subungueal?
A. Es posible que sienta algunas molestias inmediatamente después de la intervención, y deberá limitar la carga de peso sobre el pie afectado durante unos días. La mayoría de los pacientes pueden empezar a caminar suavemente después de la fase inicial de recuperación.
Q. ¿Tendré que llevar una escayola o una bota después de la exostectomía subungueal?
A. Es posible que tenga que llevar un zapato o bota especial durante varias semanas después de la intervención para proteger el dedo y evitar la presión en la zona de cicatrización, asegurando así una recuperación adecuada.
Q. ¿Puedo conducir después de una exostectomía subungueal?
A. La mayoría de los pacientes pueden conducir cuando dejan de tomar analgésicos y se sienten cómodos moviendo el pie. Esto suele suceder después de unos días a una semana, dependiendo del proceso de curación del individuo.
Q. ¿Quedará cicatriz en la zona extirpada?
A. Sí, habrá una pequeña cicatriz donde se hizo la incisión para extirpar la exostosis, pero normalmente se cura bien y se hace menos perceptible con el tiempo.
Q. ¿En cuánto tiempo puedo volver a mis actividades normales después de una exostectomía subungueal?
A. La mayoría de los pacientes pueden retomar sus actividades normales y no extenuantes en una o dos semanas, pero deben evitarse durante varias semanas las actividades de alto impacto o que ejerzan presión sobre el dedo.
Q. ¿Puede la extirpación de la exostosis subungueal afectar a la uña de mi pie?
A. En algunos casos, la uña del pie puede verse alterada temporal o permanentemente, sobre todo si se extirpa para acceder a la exostosis. Sin embargo, esto no suele ser un problema importante para la mayoría de los pacientes.
Q. ¿Existen efectos a largo plazo de la exostectomía subungueal?
A. Los efectos a largo plazo suelen ser positivos, y la mayoría de los pacientes experimentan un alivio del dolor y una mejora de la función de los dedos. Sin embargo, existe el riesgo de recidiva, especialmente si el crecimiento no se extirpó completamente.
Q. ¿Es necesaria la fisioterapia después de una exostectomía subungueal?
A. La fisioterapia no suele ser necesaria tras una exostectomía subungueal a menos que exista una rigidez o debilidad posquirúrgica significativa. Sin embargo, los pacientes pueden beneficiarse de ejercicios para mejorar la movilidad y la fuerza del pie durante la recuperación.

Dr. Mo Athar