Un varón de 36 años se presentó para seguimiento tras someterse a una reducción abierta y fijación interna (ORIF) del tobillo derecho. El paciente sufrió inicialmente una lesión el , 2023, y fue tratado en el servicio de urgencias del Hospital. El diagnóstico por imagen confirmó una fractura desplazada del maléolo lateral con lesión asociada del ligamento deltoideo e inestabilidad sindesmótica. Dada la gravedad de la lesión, se le practicó una ORIF con fijación del maléolo lateral, reparación del ligamento deltoideo y estabilización de la sindesmosis.
En su primera visita postoperatoria, el paciente refirió dolor bien controlado, ausencia de traumatismo secundario e hinchazón mínima. Cumplía las instrucciones postoperatorias, llevaba una férula y no soportaba peso, como se le había indicado. No presentó fiebre, escalofríos ni síntomas sistémicos, y no había supuración de las incisiones.
El paciente era un adulto joven, por lo demás sano, sin antecedentes médicos significativos. Llevaba un estilo de vida activo antes de su lesión, participando en deportes recreativos y actividades al aire libre. Su principal preocupación era recuperar la funcionalidad lo antes posible, ya que era incapaz de soportar peso sobre la extremidad afectada, lo que limitaba sus actividades cotidianas.
Evaluación inicial postoperatoria
En la exploración física, la incisión quirúrgica estaba bien cicatrizada, sin signos de infección. Había una inflamación moderada alrededor del tobillo y leves equimosis debidas a la colocación previa de una escayola. La palpación reveló sensibilidad a lo largo del maléolo lateral y el ligamento deltoideo, pero no dolor intenso con el movimiento pasivo. La amplitud de movimiento estaba moderadamente restringida y la fuerza estaba reducida en comparación con la extremidad contralateral. Sin embargo, los pulsos distales eran palpables y la función neurológica estaba intacta.
Hallazgos radiográficos
Herrajes de la ORIF colocados sin indicios de aflojamiento o mala alineación.
Mortaja del tobillo bien mantenida
No hay signos de infección, osteólisis o complicaciones de hardware
En vista de sus progresos, se decidió ponerle una bota neumática. Se le indicó que no soportara peso durante otras dos semanas y que siguiera realizando ejercicios suaves de amplitud de movimiento para evitar la rigidez.
Seguimiento de la progresión
Visita postoperatoria a las dos semanas
A las dos semanas de seguimiento, el paciente informó de una mejoría continuada, con un dolor mínimo en reposo y molestias ocasionales con el movimiento. Se retiraron las suturas y no había indicios de infección o complicaciones de la herida. Se le retiró la férula y se le colocó una bota neumática. Se le aconsejó que siguiera sin soportar peso durante dos semanas más.
Visita a las cuatro semanas del postoperatorio
A las cuatro semanas del postoperatorio, el paciente había mantenido un buen cumplimiento de los cuidados postoperatorios. Notó una ligera rigidez en el tobillo, pero sin dolor significativo en reposo. La hinchazón había mejorado, aunque seguía presente con una dependencia prolongada. En esta fase, se le autorizó a empezar a soportar peso según lo tolerara mientras seguía usando la bota. Se le recomendaron ejercicios suaves de amplitud de movimiento para evitar la rigidez y mantener la movilidad.
Visita a las ocho semanas del postoperatorio
A las ocho semanas del postoperatorio, el paciente manifestó una mayor confianza al caminar. Había pasado a soportar todo el peso de la bota y participaba activamente en la fisioterapia. La exploración mostraba una leve inflamación residual, pero había recuperado una movilidad significativa. La fuerza estaba mejorando, aunque todavía no era simétrica a la de la extremidad contralateral. Se le aconsejó que dejara la bota y empezara a hacer ejercicios progresivos de fortalecimiento en la terapia.
Visita postoperatoria a las doce semanas
A las doce semanas, el paciente había progresado notablemente. Había dejado de llevar la bota y deambulaba de forma independiente. La hinchazón era mínima y la fuerza seguía mejorando con la rehabilitación. Se inició una fisioterapia más agresiva, centrada en el entrenamiento del equilibrio y el movimiento funcional para restaurar la estabilidad. Aunque experimentaba una ligera rigidez por las mañanas, no tenía dolor significativo en las actividades diarias.
Visita postoperatoria a las dieciséis semanas
A las dieciséis semanas, el paciente había reanudado la mayoría de las actividades que realizaba antes de la lesión, incluido el footing ligero y los deportes recreativos. Su amplitud de movimiento era casi normal y la fuerza había mejorado significativamente. Ya no había inflamación en reposo, aunque experimentaba molestias leves tras una actividad prolongada. Se le animó a continuar con el fortalecimiento y el entrenamiento propioceptivo.
Seguimiento a los seis meses
En su seguimiento a los seis meses, el paciente había vuelto con éxito a su estilo de vida habitual con una recuperación funcional completa. Ya no experimentaba dolor significativo, y cualquier molestia leve se controlaba con estiramientos y órtesis. Había recuperado totalmente la amplitud de movimiento y estaba muy satisfecho con su evolución.
Plan de rehabilitación y resultados a largo plazo
A la paciente se le prescribió un programa de rehabilitación estructurado, que incluía:
Ejercicios de fortalecimiento para mejorar la estabilidad y la movilidad del tobillo.
Regreso gradual a las actividades de soporte de peso completo durante las siguientes 4-6 semanas.
Entrenamiento del equilibrio para mejorar la propiocepción y reducir el riesgo de volver a lesionarse.
Vigilancia de posibles complicaciones, como rigidez o inestabilidad persistentes.
A pesar de las dificultades iniciales, el compromiso del paciente con la fisioterapia contribuyó a su satisfactoria recuperación. El paciente sigue en seguimiento a largo plazo.
Conclusión
Este caso pone de relieve la importancia de una intervención quirúrgica precoz en las fracturas graves de tobillo, así como la necesidad de un programa de rehabilitación estructurado. A pesar de la complejidad de su lesión, el paciente logró una excelente recuperación funcional mediante un tratamiento postoperatorio cuidadoso y una rehabilitación específica. Su resultado refuerza la eficacia de la estabilización quirúrgica de las lesiones sindesmóticas y el papel fundamental de la fisioterapia guiada para optimizar la movilidad y la fuerza posquirúrgicas.
Descargo de responsabilidad: El nombre, la edad, el sexo, las fechas y los acontecimientos del paciente se han modificado para proteger su privacidad.

Dr. Mo Athar